jueves, 21 de octubre de 2010

Primer año, otro capítulo de la Sombra

Primer Año
3º división


La lectura de textos literarios de mediana extensión es uno de los propósitos que tiene la asignatura en primer año. Por eso los alumnos de 1º2º y 1º3º leyeron la novela de Esteban Valentino, A veces la sombra.
Una de las actividades de escritura que se les pidió consistió en agregar un capítulo a la novela, en el que el protagonista, es decir, el Gigante viviera otro episodio inesperado.

Los textos que mostramos a continuación fueron resultado de aquella consigna:


Virginia R. escribió:
Un día, el Monstruo Deforme vio algo que lo sorprendió. Cuando se acercó, se encontró con el espíritu del Bosque. Este le dijo que había sido él, el espíritu del Bosque, quien había impedido que sus perseguidores lo mataran y, que así como lo había protegido entonces, también podía matarlo. Y así lo hizo.

Francisco G se animó a más y lo tituló
El hermano.
El Monstruo Deforme descansaba una tarde en el bosque hasta que lo despertó el ruido de unos pasos enormes. Miró a su alrededor y vio que algo se acercaba a gran velocidad. Apenas se levantó en pie pudo ver que su hermano Olaf .
_¡Jorobado! -gritó Olaf.
_¿Cómo me encontraste? ¿Qué te trae hasta mí?
_Nuestra madre te necesita. Ella mandó buscarte.
_¿Qué le pasa a nuestra madre?-dijo preocupado el Jorobado.
_Está muy enferma. Puede que muera en unas semanas.
_¡¿Puede que muera?! –repitió
_Eso dijeron los médicos. Necesitamos rápido una medicina especial-dijo Olaf.
_¿Dónde está esa medicina? –se apuró a preguntar el Monstruo.
_En este bosque.

En ese momento el Jorobado miró a su alrededor y le gritó:
_¿Dónde está tu medicina, Bosque?
Y el bosque le respondió:
_Está a unos metros de aquí.
Apenas escucharon la respuesta, Olaf y el Jorabado salieron corriendo hacia dónde les había dicho el bosque. Allí encontraron una hermosa flor azul. La arrancaron del suelo y Olaf la guardó en su mochila.
_Bueno, hermano,- dijo el Jorobado. Creo que éste es el adios.
_Eso parece- dijo Olaf y le entregó una carta. Te la envía nuestra madre.
Cuando el Jorobado abrió el papel, su hermano ya no estaba. Luego leyó:
Bral nim aleret
Nim zacud
Sest ¿dul band salak
Nama bral?
Sarim nol torba astras
ul varim sasta…

No pudo continuar leyendo aquella canción que su madre le cantaba de niño. Las lágrimas apenas le permitieron ver que, al final del papel decía: “Te amo hijo”

Daniel H. imaginó una amor a la Sombra:
Una tarde el Monstruo Deforme estaba caminando hacia ningún lado cuando encontró una muchacha. Supo que se llamaba Melody. Pero ella corrió asustada pero, al ver que el Monstruo no la perseguía, que no era malo, se detuvo y le ofreció su amistad. Durante un tiempo fueron novios. Estaban juntos un día que se escuchó un ruido, como de caballos corriendo, y se escondieron. Pero ella se dio cuenta que aquellos caballos eran de su ex esposo quien la buscaba hacía tiempo. El escondite no pudo evitar que los encontraran y que un disparo matara a La Sombra.

Sofìa B. escribió esto:

Luego de varios meses sin noticias, Ana decidió investigar si era cierto el rumor sobre La Sombra. Así que puso en la mochila comida, ropa, primeros auxilios, y no sé qué más. Como su madre no quería que se fuera al bosque, la encerró en su habitación. Pero Ana no se rindió.
Se escapó por la ventana y corrió hacia al bosque. Al llegar a la entrada se llenó de valentía para poder entrar y entró. Allí pasó cinco noches, pero no se rindió.
Durante ese tiempo, se encontró con un búho y como se había golpeado la cabeza con una rama, creyó que ese búho hablaba. Otra noche vio uno, dos, tres, cuatro y más lobos y entre ellos, descubrió lo que sospechaba: La Sombra. Entonces se desmayó. Cuando despertó, estaba en una cueva rara, oscura. Se asustó cuando volvió a ver al monstruo, pero él le pidió que se quedara tranquila.
_Ah, dijo la niña, entonces era cierto el rumor…
_Te llevaré a la entrada del bosque y te irás al pueblo de inmediato –dijo el Jorobado tratando de parecer enojado.
La llevó en brazos todo el camino y en la entrada del bosque la dejó de pie, allí el desapareció entre los árboles.
Cuando Ana llegó a su casa, corrió hacia su madre y le pidió perdón por escaparse.

Pedro S. agregó esta historia como otro capítulo de A Veces La Sombra, de Esteban Valentino:

Allá, en el pueblo de las casas con techo, los niños jugaban mientras algunos padres trabajaban. Aquí, en el bosque, el Jorobado estaba tranquilo con sus amigos de la manada de lobos. Observaban las flores, se confundían con los venados, o dormían casi todo el día. Al oscurecer, La Sombra despertó y quiso saber si alguien se había acercado más de lo que correspondía. Al ver que eso estaba en orden, recorrió el bosque en busca de comida o de algo para hacer.
De pronto, vio con sorpresa una silueta casi tan grande como él, aunque de cerca era mucho más bajo; parecía muy amable con sus conocidos pero, con los desconocidos, no era ni amable, ni confiable. Por eso no le tuvo miedo a La Bestia y le quiso robar. Se aprovechaba de la gente porque creía que nunca más las iba a ver. Cuando la Bestia se dio cuenta de eso, se enojó y lo quiso matar, pero al pensar en su madre no lo hizo. Entonces ideó un plan: acercarse a él y averiguar su nombre.
Gladiatus, que así se llamaba el minotauro, prometió no volver a hacer cosas malas en su vida, de lo contrario, su compañero debería hacerlo dormir para la eternidad.
Así fue como Gladiatus y La Bestia convivieron en el bosque, alimentándose y cuidándose mutuamente hasta que les llegó la hora del sueño Eterno!

No hay comentarios:

Publicar un comentario